El tomate alguna vez fue considerado venenoso y esta es la razón

Hoy en día, el tomate es un ingrediente infaltable en nuestras cocinas, pero ¿sabías que durante siglos fue considerado venenoso en Europa? Esta fascinante historia de desconfianza, superstición y aceptación nos lleva desde su origen en América hasta su consolidación como un pilar de la gastronomía mundial.

Originario de América Central y del Sur, el tomate era cultivado por civilizaciones como los mayas y los aztecas, quienes lo llamaban “xīctomatl”, que en náhuatl significa “fruta con ombligo”. Fue llevado a Europa por los españoles en el siglo XVI, poco después del descubrimiento de América. Sin embargo, su llegada no fue motivo de entusiasmo, sino de recelo.

El botánico italiano Pietro Andrea Mattioli fue uno de los primeros en mencionarlo en 1544, describiéndolo como un tipo de berenjena y llamándolo “mala aurea” o “manzana dorada”. Pero la relación del tomate con plantas tóxicas como la belladona, pertenecientes a la familia Solanaceae, despertó sospechas.

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¿Por qué se creía que era venenoso?

La creencia en su toxicidad se debía a varios factores:

1. Relación botánica peligrosa: Al estar emparentado con plantas venenosas, se asumió que el tomate compartía sus características.
2. Colores y jugos sospechosos: Su color rojo brillante y su jugo ácido parecían señales de advertencia para las personas del Renacimiento, quienes asociaban lo intenso con lo peligroso.
3. Utensilios tóxicos: Muchos utensilios de cocina de la época estaban hechos de plomo o estaño, y el ácido del tomate reaccionaba con estos metales, provocando intoxicaciones que se atribuían erróneamente a la fruta.

Además, las supersticiones jugaban un papel crucial. En esa época, algunas plantas eran consideradas mágicas o demoníacas, y el tomate no escapó de estos prejuicios.

Pese a la desconfianza inicial, algunos botánicos del Renacimiento creían que el tomate podía tener usos medicinales, aunque carecían de pruebas científicas. Durante el siglo XVII, en el sur de Italia, se empezó a utilizar en recetas, marcando el inicio de su aceptación como alimento.

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La verdadera revolución llegó en el siglo XVIII, cuando el tomate se convirtió en un ingrediente fundamental de la salsa napolitana, base de la pasta y la pizza. Desde entonces, su popularidad no ha dejado de crecer, convirtiéndose en un ícono de la gastronomía italiana y mundial.

Con información de Gourmet de México.